NOTIVIDA, Año II, nº 117, 15 de Diciembre de 2002 

Ciudad de Buenos Aires, Argentina 

SE SANCIONÓ LA LEY DE UNIONES CIVILES (II)

En un debate que comenzó alrededor de la una de la mañana del 13 de diciembre, se trató el proyecto de Uniones civiles que la jueza Graciela Medina redactó para la CHA -Comunidad Homosexual Argentina-, e hicieron propio los legisladores Enrique Rodríguez -que durante la sesión se dedicó a descalificar a la Universidad Católica-, y Roque Bellomo. 

Buenos Aires se ha convertido en la única Ciudad de Latinoamérica que reconoce las uniones homosexuales, cabe temer entonces que, como denunciara el diputado Busacca en mayo, terminemos con una Ciudad llena de homosexuales. 

Durante el debate hubo diez legisladores que se animaron a expresar su posición contraria al proyecto. Aunque los discursos fueron variados en extensión, grado de elaboración y contenido, creemos que el sólo hecho de haber tenido la valentía de hacer un planteo diferente -y convertirse en la “minoría discriminada” que soportó la presión y agresividad de los gays y lesbianas que invadieron el recinto- los hace acreedores a nuestro reconocimiento. 

Los diez discursos mencionados correspondieron a: ALIMENA, Atilio Domingo, Partido Demócrata; BUSACCA, Ricardo Oscar, Partido Popular Cristiano; CAEIRO, Fernando, UCR; COLOMBO, María Lucila, PJ; CRESPO CAMPOS, Julio Alfredo, UCEDE; DE ESTRADA, Santiago Manuel, PJ; ENRIQUEZ, Jorge Ricardo, UCR; LOPEZ DE CASTRO, Irene Cristina, Bases y Puntos de partida; PONSA GANDULFO, Lucio, PJ y TALOTTI, Marta Elena, Argentina por Siempre.  

Algunos de los que apoyaron la ley 

Abrió el debate Alicia Pierini (PJ), presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, que se autotituló cristiana, pero aclaró que en la balanza había puesto de un lado las enseñanzas de la Iglesia y del otro su propia fe, por la que finalmente había optado. Pierini, que en esta suerte de acto fundacional de una nueva secta, hizo una tan falaz como personalísima interpretación del Evangelio, fue recibiendo a lo largo del debate el elogio y la adhesión de las mayoría de los diputados que votaron a favor de la ley.  

Pablo Caulier (Bases y Puntos de partida), apoyó la ley desde su perspectiva liberal, reivindicó los ideales de la Revolución Francesa y remató su discurso citando a Robespierre. 

El agnóstico Fernando Finvarb (P. Socialista), enojado con los “retrógrados” que se opusieron al proyecto, afirmó que la ley, efectivamente, “va a privilegiar a los homosexuales”, pero dijo, “después de tanta discriminación, bienvenido sea”. 

Lía Méndez (P. Humanista), al igual que otros, rechazó el orden natural, la ley natural y el derecho natural; definiendo al hombre y al mundo como una construcción histórica. Destacó que su partido -el Humanista- era el único que tenía una posición conocida sobre estos temas, en el momento en que lo votaron. 

Cristian Caram (UCR), dijo ser “católico practicante”, pero además de votar favorablemente la ley, favoreció, hasta donde pudo, su aprobación. 

Daniel Bravo (UCR), dijo que no se refería “a mayorías y minorías, porque no sabe si los homosexuales son minoría en la Ciudad”.  

La votación obtuvo 29 votos a favor y sólo 10 en contra porque muchos diputados, incluso los que en los pasillos se decían católicos y amigos del clero, por ejemplo, Ernesto Caparra (UCR), se borraron sin abrir la boca. 

En el recinto estaba, además de los legisladores y personal de la casa, la abortista María José Lubertino, que portaba una banderita con los colores del arco iris, emblema homosexual. 

Acompañando a la barra de gays y lesbianas estaba la jueza Graciela Medina -la “abanderada de los homosexuales”-, que hacía lobby entre los diputados “horrorizada” porque en la barra que se oponía al proyecto había menores de 21 años -todos ellos mayores de 18-, que "por la edad no podían estar en la Legislatura". Recordamos que ésta es la camarista que en su juzgado autoriza la colocación del DIU a las menores de 18 años, sin la autorización de los padres.  

“Quedan muchos derechos por reconocer” 

Después de sancionada la ley por la Legislatura, representantes de la Comunidad Homosexual declararon que “esto sólo era el comienzo” y que aún quedaban “muchos derechos por reconocer”, que sus pretensiones eran mucho más amplias -si bien la nueva ley había sentado un “antecedente histórico”-, y que alentaban a otros distritos a sancionar normas similares para forzar un cambio en la legislación nacional de fondo (léase Código Civil). Los diputados del ARI de la Provincia de Buenos Aires, Osvaldo Deza y Hebe Flebes, declararon con respecto a las uniones homosexuales, que “es necesario que una ley nacional las legisle en forma completa”, (INFOBAE, 13-12-02). 

Algunas consideraciones finales 

1) Estamos ante el caso de una ley inicua, opuesta a la ley natural. 

2) La inclinación homosexual es objetivamente desordenada y los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, opuestos a la ley natural (Catecismo de la Iglesia Católica 2357 y ss. y Elenco de Correcciones para la traducción española). Por lo tanto, desde el punto de vista meramente natural, no es lógico afirmar que pueden constituir una relación afectiva que en sí misma puede poseer un valor único e inestimable, ni que esas relaciones tienen un interés únicamente personal, que debe ser respetado. 

3) El respeto, la comprensión y la delicadeza hacia las personas que sufren esa tendencia, evitando todo tipo de discriminación injusta hacia ellos, no significa justificar un proceder desordenado, conformándonos con que éste no sea reconocido por el derecho. FIN. 

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NOTIVIDA, Año II, nº 117, 15 de Diciembre de 2002

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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