CONFERENCIA EPISCOPAL
DOMINICANA
SOBRE LA DESPENALIZACIÓN
DEL ABORTO
20
de Septiembre de 2007
La
Conferencia del Episcopado Dominicano, en
la Asamblea
Plenaria, celebrada desde el domingo 26 al viernes 31 de Agosto
del 2007,
ha decidido dirigir una breve NOTA al pueblo dominicano,
ante la amenaza que se cierne frente a la eventual despenalización del aborto.
Nosotros los Obispos de las 12 Diócesis
de la República
Dominicana, queremos reafirmar lo siguiente:
1- El fundamento primero de nuestra
defensa de la vida desde el mismo momento de la concepción de un niño es
médico-científico. El código genético de cada vida humana concebida en el
vientre materno es único, original e irrepetible. La ciencia asegura que la
fecundación del óvulo por el espermatozoide produce una nueva criatura humana,
que tiene un código genético distinto al de su madre, que no es parte del cuerpo
de ella y tiene la misma dignidad que sus progenitores. Por tanto, sus padres no
pueden disponer de esa nueva vida que tiene su desarrollo individual, continuo y
progresivo. Destruir el desarrollo de esta vida constituye un crimen jamás
justificable.
2- A la fundamentación
médico-científica, se añade un fundamento ético-moral. La defensa de los
derechos humanos fundamentales, empiezan, pues, precisamente con la defensa del
derecho a la vida, que ha de ser protegida desde su concepción hasta su muerte
natural. Es un imperativo ético para la Iglesia, el Gobierno, los
Legisladores, las Organizaciones Nacionales e Internacionales y para todo(a)
ciudadano(a) asumir la defensa de la vida humana, por encima de cualquier
circunstancia: “Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley en el
mundo, podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, porque
es contrario a la ley de Dios, escrita en el corazón de todo hombre, reconocible
por la razón misma y proclamada por la Iglesia” (Juan Pablo II – Evangelium
Vitae. 25.03.95).
3- Al dato científico
y ético unimos el constitucional. La Constitución de la República
Dominicana, que es nuestra ley sustantiva, fundamenta
claramente el derecho a la vida y considera el aborto como un delito. Dado que
el no-nacido es un ser humano, legalizar cualquier tipo de aborto es legalizar
la pena de muerte de indefensos sin voz y confiar su ejecución a madres, médicos
y aquellos que lo inducen.
4- Llamamos la
atención sobre las presiones que ejercen Organismos Internacionales y algunas
ONGs sobre nuestro Gobierno y los Legisladores. ¡No vendamos nuestra
independencia, tan dolorosamente conquistada! No se debe olvidar que detrás de
la práctica abortista hay un gran negocio. No hay que extrañarse, pues, de que
se busque sobornar en este asunto. Sabemos de estas presiones, pero les pedimos
que no claudiquen ante el valor supremo de la vida, ya que lo fundamental es
permanente y lo contingente es pasajero. Recordemos que la “Interrupción
Voluntaria del Embarazo” (IVE) no es más que un falso e irresponsable eufemismo
para disimular el crimen del aborto.
5- Hacemos un llamado
a médicos, juristas, comunicadores, artistas, grupos profesionales, sindicales y
madres, que tienen clara conciencia del valor inviolable de la vida y que
sienten el imperativo moral de defenderla, cuidarla y protegerla, a que se
pronuncien y se manifiesten a favor de la vida y en contra de la pretendida
despenalización del aborto.
6- Compartimos todo lo
doloroso de estas situaciones, con las personas que tristemente, defienden el
aborto en circunstancias especiales tales como violación e incesto, amenaza de
muerte de la madre y deformación del feto y al mismo tiempo les pedimos tomar
conciencia de que la mejor defensa de la mujer y la solución a estos casos, no
es el aborto, sino la búsqueda de soluciones responsables desde el punto de
vista médico, jurídico, familiar y social. Todos somos responsables de crear las
condiciones de atención digna a las madres con embarazos no deseados y a las
criaturas que de ellas van a nacer.
7- Recordemos que lo
legal no suplanta lo moral, ni mucho menos logra suprimir el sufrimiento físico
y sicológico, ni el sentimiento de culpabilidad de quien aborta o colabora, aún
cuando sea en casos especiales. Dirigimos una palabra a las madres que han
abortado y a los que experimentan la culpa de haber colaborado con abortos.
Sabemos que han sufrido profundamente. Confiamos su arrepentimiento y la
sanación de sus sufrimientos al amor y a la misericordia de Dios y a los
especialistas de la sicología humana. Sean ustedes ahora testigos excepcionales,
haciendo un llamado a la defensa de la vida humana siempre y en cualquier
circunstancia.
8- Invitamos a todos
los defensores de la vida humana, sean católicos o no, a los hermanos de
denominaciones cristianas, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a
que hagamos causa común de defensa y protección del valor supremo de cada vida
humana.
9- Recordamos a todos
los dominicanos, que la
Iglesia, con sus obispos, sacerdotes, religiosos(as), diáconos,
laicos y laicas, ha sido y será siempre coherente con los principios
científicos, éticos y morales y, de manera particular, con la defensa de la vida
humana. Fray Antón de Montesinos defendió la vida y la dignidad de los indígenas
y recibió el rechazo de las autoridades de su tiempo. Fray Pedro de Córdoba en
su libro Doctrina Cristiana, en el párrafo final referido al 5to mandamiento: No
matar, afirma: “Y también van contra este mandamiento las mujeres que toman algo
para echar la criatura cuando están preñadas, o lo dan a otra, o se lo aconsejan
que lo hagan”. Estos defensores históricos de la justicia social, también lo
eran de la sacralidad de la vida.
El Episcopado
Dominicano en la famosa Carta Pastoral del 25 de enero del 1960, asume la
defensa de la vida humana con la siguiente afirmación: “Cada ser humano, aún
antes de su nacimiento, ostenta un cúmulo de derechos anteriores y superiores a
los de cualquier Estado”. Con esta posición, defendía la vida de tantos
dominicanos que eran acribillados durante la dictadura de Trujillo.
Naturalmente, también recibió el rechazo de las autoridades del momento.
10- No corresponde al
Estado, ni a los Legisladores, ni a grupo humano alguno, atribuirse la potestad
de decidir sobre un derecho individual, singular y original, que no puede ni
debe ser violado. Es inconcebible que en una época, caracterizada por la defensa
del derecho a la vida y opuesta a cualquier genocidio, hayan legisladores y
políticos que se vuelquen contra la vida humana en sus orígenes y quieran
justificar erróneamente la legalización y despenalización del crimen del aborto.
La defensa de la vida humana es un imperativo ético que hunde sus raíces en el
ser humano mismo, que no puede ni debe ser manipulada por ningún poder, ni por
ninguna legislación que condena a muerte a un ser humano absolutamente
indefenso.
11- Invitamos a todas
las parroquias del país, de cada diócesis, con sus sacerdotes, consagrados(as),
laicos y laicas, a hacer una demostración pública en defensa de la vida humana,
organizando el rezo del Santo Rosario y promoviendo otras celebraciones que
contribuyan a la toma de conciencia para defender la vida humana misma, desde
sus inicios hasta la muerte natural.
12- Esta Nota ha de
ser leída, en todas las comunidades donde se celebre la Eucaristía, el 1er Domingo después
de recibida y darla a conocer a través de los medios de comunicación social,
particularmente, los que son propiedad de la Iglesia.
A
los 20 días del mes de septiembre de 2007.
Les bendecimos de
corazón,
S. E. R. Mons. Ramón
Benito De la Rosa
y Carpio, Arzobispo de Santiago de los Caballeros, Presidente Conferencia del
Episcopado Dominicano
S. E. R. Nicolás de
Jesús Cardenal López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo,
Primado de América
S. E. R. Mons. Roque
Adames, Obispo Emérito
S. E. R. Mons. Juan
Ant. Flores Santana, Arzobispo Emérito
S. E. R.Mons. Fabio
Mamerto Rivas, SDB, Obispo Emérito
S. E. R. Mons.
Jerónimo Tomás Abreu Herrera, Obispo Emérito
S. E. R.Mons. Jesús
María De Jesús Moya, Obispo de San Francisco de Macorís
S. E. R.Mons.
Francisco José Arnaiz, Obispo Emérito
S. E. R. Mons. José
Dolores Grullón Estrella, Obispo de San Juan de la Maguana
S. E. R. Mons. Antonio
Camilo González, Obispo de La
Vega
S. E. R. Mons. Amancio
Escapa, OCD, Obispo Auxiliar de Santo Domingo
S. E. R Mons. Pablo
Cedano Cedano, Obispo Auxiliar de Santo Domingo
S. E. R Mons. Gregorio
Nicanor Peña, Obispo de La
Altagracia, Higüey
S. E. R Mons.
Francisco Ozoria Acosta, Obispo de San Pedro de Macorís
S. E. R Mons. Freddy
Bretón Martínez, Obispo de Baní
S. E. R Mons. Rafael
L. Felipe Núñez Obispo de Barahona
S. E. R Mons. Diómedes
Espinal de León, Obispo de Mao-Montecristi
S. E. R. Mons. Julio
César Corniel Amaro, Obispo de Puerto Plata