NOTIVIDA, Año III, nº 166, 1 de septiembre de 2003

ANÍBAL IBARRA Y LA “EDUCACIÓN EN VALORES”

Los “valores”: los dogmas del Nuevo Orden

Por Mónica del Río

Los “valores” se han puesto de moda. Todo se cuela bajo el paraguas de tan seductora expresión y tras ser proclamados por el consenso popular, los “nuevos valores” cargados de nuevos contenidos, terminan ingresando en el listado de los “nuevos derechos humanos” y siendo obligatorios.

“Como en botica”. Hay valores para todos. Los liberales se afanan por la democracia, el pluralismo y la participación; y los marxistas por la socialización, el progresismo y el cambio. Los masones privilegian la libertad, la igualdad y la fraternidad. Para los homosexuales priman la diversidad, la tolerancia y la no discriminación; y para las feministas la conciencia de género, la liberación y la visibilización. Los ecologistas bregan por la comprensión, la concientización y el cuidado de la biodiversidad y así podríamos seguir enumerando.

Todo se cuela, insistimos, menos la cosmovisión cristiana porque frente a ella los nuevos valores se tornan exclusivos y excluyentes. La libertad cierra el paso a la obediencia, la igualdad a la jerarquía, la fraternidad a la paternidad divina, la democracia a la Fuente del poder, la participación al señorío, el cambio a la tradición, y agreguemos un largo etc. que podríamos resumir en la exclusión de la humildad -que nos hace discípulos de la Verdad- y de la caridad -que nos urge a combatir el error-. Humildad y caridad que en sí mismas, y por lo antedicho, son inaceptables para el Nuevo Orden pero además porque como todas las virtudes cristianas, y a diferencia de los valores, designan inequívocos e inmutables contenidos.

La “educación en valores”: la “catequesis” del Nuevo Orden

Desde sectas como el Brama Kumaris o la Moon hasta institutos educativos de raigambre católica, todos promueven programas de “educación en valores”.

Mientras que la New Age buscará favorecer con ellos el autodominio y la autoestima con la “esperanza puesta en el potencial humano”, bien intencionados católicos intentarán despertar la solidaridad y promover el diálogo, con lo que terminarán, en ocasiones, diluyendo la caridad y velando la primacía de la verdad. Y lo que es peor contribuirán a fortalecer la confianza de padres desprevenidos, en todo tipo de “educación en valores”.

Los valores tienen polaridad en cuanto son positivos o negativos y jerarquía en cuanto son superiores o inferiores. Esa polaridad será positiva sólo si está referenciada a la virtud. La alegría pasajera del placer mundano dista diametralmente de la alegría que se funda en la esperanza que permanece aún ante el dolor o la prueba. La solidaridad que especula con “el hoy por ti mañana por mí” difiere de la que se funda en la generosidad. La tolerancia que es efusión de la caridad para con el que yerra, en nada se parece a la tolerancia del que, abdicando de la verdad, concede al error.  

Esa polaridad conlleva a que dos programas -ambos llamados de “educación en valores”- puedan resultar antagónicos, por ejemplo, si han sido diseñados por la UNESCO o por educadores católicos. Santo Tomás decía que “educar es conducir al hombre al estado de virtud”. Eso no deja dudas, las virtudes están grabadas en la naturaleza humana y la Fe las confirma. El sincretismo panteísta del Nuevo Orden necesita de los valores, que son dinámicos, mudan con el tiempo, dependen de la cultura y adquieren matices diferentes en función de los intereses de quien los transmita.

La “educación en valores” sólo arroja buenos frutos cuando paralelamente se  educa en la virtud. ¿Por qué no animarse entonces a llamar a las cosas por su nombre?  

Damos a continuación dos ejemplos, concretos y actuales, de “educación en valores”.

El Gobierno de Ibarra y la “educación en valores”

El programa de “Educación en valores” que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha lanzado fue elaborado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y financiado por la Fundación Ford. Consta de cinco videos de casi media hora de duración cada uno y guías para trabajar en las aulas y fijar los contenidos. La colección de videos lleva el nombre de "Iguales pero diferentes" y se presentó el 25 de agosto en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).

El primero de los videos muestra los distintos “tipos de familias”, el segundo reconstruye la “identidad nacional” desde el pluralismo, el tercero trata de erradicar la “discriminación”, el cuarto promueve la aceptación de la “diversidad” y el último muestra historias de jóvenes músicos que buscan abrirse camino en un mundo cada vez más difícil. Se anunció la continuación de la serie a la que se incorporarán videos sobre “discapacidad”, “género” y “niñez y adolescencia”.

El material será entregado en 650 escuelas públicas, primarias y secundarias, de la ciudad de Buenos Aires y se capacitará a los docentes para que los utilicen en la promoción de valores como la pluralidad, la tolerancia y la ciudadanía.

Educación sexual con “valores” en la Ciudad de Buenos Aires

El proyecto de educación sexual que presentó en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la dip. Juliana Marino -electa diputada nacional por el partido de Ibarra en los recientes comicios porteños- también menciona los “valores”. Como dijimos en el Notivida 164, el proyecto es impulsado por SIGLA -Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina- y Rafael Freda, su presidente, expondrá sobre él en la Primera Jornada Argentina de Sexología, organizada por la Federación Sexológica Argentina -FESEA-, el próximo 12 de septiembre, en la Sede de la Confederación Médica Argentina.

El proyecto, que en sus fundamentos reconoce la necesidad de impartir educación sexual en un “marco de valores”, dogmatiza los “beneficios” de la masturbación y el erotismo y hace apología de la homosexualidad y el aborto.

Respecto a los valores dictamina: “los valores no deben transmitirse por coerción”, “hay que respetar la diversidad de valores en sexualidad”, “los niños reciben valores distintos de familia, comunidad y religión y forman los propios”. Vale decir impone el relativismo moral y no deja margen para educar en la templanza. FIN

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NOTIVIDA, Año III, nº 166, 1 de septiembre de 2003

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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